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Sin un Peso en la Bolsa
Asi, sin un peso en la bolsa, era mi condición justo cuando Dios me llamo a dar, y no solo me invitó a vivir en generosidad, sino a hacerlo de forma extravagante. Efectivamente como te imaginarás, me reí y pregunté: - ¿cómo?, ¿cuándo? y sobre...